"No morirá la flor de la palabra. Podrá morir el rostro oculto de quien la nombra hoy, pero la palabra que vino desde el fondo de la historia y de la tierra ya no podrá ser arrancada por la soberbia del poder. Nosotros nacimos de la noche. En ella vivimos. Moriremos en ella. Pero la luz será mañana para los más, para todos aquellos que hoy lloran la noche, para quienes se niega el día, para quienes es regalo la muerte, para quienes está prohibida la vida. Para todos la luz. Para todos todo. Para nosotros el dolor y la angustia, para nosotros la alegre rebeldía, para nosotros el futuro negado, para nosotros la dignidad insurrecta. Para nosotros nada."
No habrá quien viva de haber sido el subcomandante Marcos. Ni se heredará su nombre ni su cargo. No habrán viajes todo pagado para dar pláticas en el extranjero. No habrá traslado ni atención en hospitales de lujo. No habrán viudas ni hereder@s. No habrán funerales, ni honores, ni estatuas, ni museos, ni premios, ni nada de lo que el sistema hace para promover el culto al individuo y para menospreciar al colectivo.
¿Creéis que dispondréis de un largo descanso hasta vuestro renacimiento? ¡Pues os equivocáis! Entre el último instante de vuestra conciencia y el primer reflejo de la nueva vida no media "tiempo alguno"; es como un relámpago; aun cuando hubiera criaturas vivas que contasen por billones de años, ni aun así podrían medirlo. Intemporalidad y sucesión se alían una a la otra en cuanto el intelecto desaparece.
Entre la zona de las preguntas y la zona de las respuestas, hay un territorio donde acecha un extraño brote .
Toda pregunta es un fracaso. Toda respuesta es otro. Pero entre ambas derrotas suele emerger como un humilde tallo algo que está más allá de los sometimientos.
Poema 14, Undécima poesía vertical, de Roberto Juarroz
Todo pozo es una entrada al abismo. No importa que tenga fondo o aparente tenerlo: un pozo es siempre la apertura a lo sin fondo.
Espacio para caer o para hundir, textura diferente del espacio, tiene el pozo una connivencia secreta con el hombre.
Y aunque se lo rellene, aunque se plante en él un árbol o se afirme un cimiento, todo pozo resulta irrevocable: su corregido espacio no será nunca el mismo.