domingo, 4 de abril de 2021
Los hilos
sábado, 3 de abril de 2021
Sobre el ancla
Si mi voz muriera en tierra
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.
Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento una vela!
(Marinero en tierra, 1924)
viernes, 2 de abril de 2021
La gran puerta
Poema para muertos
Las hierbas.
Las hierbas.
Tengo un guante de mercurio y otro de seda.
Espera.
¡Las hierbas!
No solloces. Silencio, que no nos sientan.
Espera.
¡Las hierbas!
Se cayeron las estatuas al abrirse la gran puerta.
¡¡Las hierbaaas !!
miércoles, 31 de marzo de 2021
Todo quieto
Aunque no nos muriéramos al morirnos,
le va bien a ese trance la palabra: Muerte.
Muerte es que no nos miren los que amamos,
muerte es quedarse solo, mudo y quieto
y no poder gritar que sigues vivo.
En la trinchera
Defensa de la alegría, de Mario Benedetti
A trini
defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos defenderla del fuego y de los bomberos de los suicidas y los homicidas de las vacaciones y del agobio
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría
domingo, 28 de marzo de 2021
La edad de la ignorancia
Adolescente fui en días idénticos a nubes, de Luis Cernuda
Adolescente fui en días idénticos a nubes,
cosa gráfica, visible por penumbra y reflejo,
y extraño, si ese recuerdo busco,
que tanto, tanto duela sobre el cuerpo de hoy.
Perder placer es triste
como la dulce lámpara sobre el lento nocturno;
aquél fui, aquél fui, aquél he sido;
era la ignorancia mi sombra.
Ni gozo ni pena; fui niño
prisionero entre muros cambiantes;
historias como cuerpos, cristales como cielos,
sueño luego, un sueño más alto que la vida.
Cuando la muerte quiera
una verdad quitar de entre mis manos,
las hallará vacías, como en la adolescencia
ardientes de deseo, tendidas hacia el aire.