sábado, 16 de enero de 2021

Todo el tiempo, vencí




Cuantas cosas quedaron prendidas
Hasta dentro del fondo de mi alma
Cuantas luces dejaste encendidas
Yo no sé cómo voy a apagarlas

Que te vaya bonito, fragmento, Vicente Fernández

Escisión



Réquiem, fragmento, Anna Ajmátova

Ya la locura levanta su ala
y cubre la mitad de mi alma, 
me embriaga con el vino que quema
y me atrae al valle sombrío. 

Interior noche



Junio, 1917. Marina Tsvetáieva

- ¡Hágase la luz! - y un triste día nuboso
cayó como una capa sobre el agua muerta.
Miró la tierra sonriendo extrañamente:
- ¡Hágase la noche! -dijo entonces el otro.

Y apartando el rostro pensativo,
siguió su camino más allá de las nubes.
Señor de la noche, es a ti a quien canto,
a ti que me dijiste a mí y a mis noches: seas.

miércoles, 13 de enero de 2021

Tiempo que se va


Bronislawa Wajs, "Papusza", del libro El bosque, mi padre

Oh, Señor, ¿adónde debo ir?
¿Qué puedo hacer?
¿Dónde puedo hallar
leyendas y canciones?
No voy hacia el bosque,
ya no encuentro ríos.

¡Oh bosque, padre mío
mi negro padre!
El tiempo de los gitanos errantes
pasó ya hace mucho.
Pero yo les veo, son alegres,
fuertes y claros como el agua.

La oyes correr
cuando quiere hablar.
La pobre no tiene palabras...
El agua no mira atrás.
Huye, corre, lejos, allá
donde ya nadie la verá.

Agua que se va.


Yo quiero




A Rainier Maria Rilke, de Marina Tsvatáieva

Rainer, quiero encontrarme contigo,
quiero dormir junto a ti, adormecerme y dormir.
Simplemente dormir. Y nada más.
No, algo más: hundir la cabeza en tu hombro izquierdo y abandonar mi mano sobre tu hombro izquierdo, y nada más.
No, algo más: aún en el sueño más profundo, saber que eres tú.
Y más aún: oír el sonido de tu corazón. Y besarlo.

martes, 12 de enero de 2021

La cabeza




Insomnio 2, de Marina Tsvatáieva

Así como me gusta
besar las manos
y ofrendar nombres,
también me gusta
abrir las puertas
-¡de par en par!- a la oscura noche.

Apoyando la cabeza,
oír los recios pasos
hacerse más ligeros,
y cómo el viento mece
el bosque somnoliento
y desvelado.

¡Oh noche!
Van creciendo los arroyos
que en el sueño desembocan.
Ya se me cierran los ojos.
en medio de la noche
alguien se ahoga.

Te doy




A Ajmatova, de Marina Tsvatáieva

¡Oh musa del llanto, la más bella de las musas!
Oh, loca criatura del infierno y de la noche blanca.
Tú envías sobre Rusia tus sombrías tormentas
Y tu puro lamento nos traspasa como flecha.

Nos empujamos y un sordo ¡ah!
De mil bocas te jura fidelidad, Anna
Ajmátova. Tu nombre, hondo suspiro,
Cae en es hondo abismo que carece de nombre.

Pisar la tierra misma que tú pisas, bajo tu mismo cielo;
Llevamos una corona.
Y aquél a que a muerte hieres a tu paso
Yace inmortal en su lecho de muerte.

Sobre esta ciudad que canta brillan cúpulas,
Y el vagabundo ciego canta loas al Señor…
Y yo, yo te ofrezco mi ciudad con sus campanas,
Ajmátova, y con ella te doy mi corazón.